Compañeros y compañeras publico un artículo publicado por Yahoo en el marco del bicentenario. Me pareció muy pertinente para nosotros para realizar el trabajo sobre Rosas y además para justamente ir entendiendo un poco más nuestra historia. Lean los comentarios son muy buenos, solo publique algunos si quieren leer el resto pueden hacer click AQUI
23/05/2010
Por Juan Brodersen, de la Redacción de Yahoo! Argentina – “He aquí explicado el enigma de la revolución argentina, cuyo primer tiro se disparó en 1810 y el último aun no ha sonado todavía”. Sarmiento creyó haber explicado en “Facundo” el interrogante al que debía responder su generación, la llamada Generación del ‘37: por qué un país como la Argentina terminó siendo, básicamente, Juan Manuel de Rosas. ¿Qué problemas plantearon intelectuales y políticos como propiamente argentinos desde que sonó aquel primer tiro?
Con la primera generación de pensadores, la Generación del ’37, comenzó la producción intelectual nacional. Y tenía una tarea dura: la de constituir las bases para una Nación sudamericana. Sus máximos referentes fueron Juan B. Alberdi, Domingo F. Sarmiento y Esteban Echeverría. Alberdi escribiría las “Bases”, para darle un fundamento jurídico-político al país. Echeverría desplegaría toda su influencia romántica en “El Matadero”, para ilustrar un país en una constante tensión que iba del campo a la ciudad y de la ciudad al campo. Y Sarmiento polemizaría con, quizás, la figura más controversial de nuestro país: Juan Manuel de Rosas. Esta generación miró a Europa y Estados Unidos para buscar una solución de los problemas nacionales, con un ojo en las constituciones y la literatura extranjeras, pero siempre intentando tener otro en el suelo nacional.
Luego llegó el Centenario, con una consigna clave: ¿Qué nos hace argentinos? Fue la llamada “querella por la nacionalidad”. En 1913 Leopoldo Lugones dio una respuesta categórica: el Martín Fierro. La obra de José Hernández representaba para un Lugones empapado en modernismo (movimiento artístico de finales del siglo XIX y principios del XX) el emblema nacional: todo lo que el argentino era, eso estaba representado por el mito gaucho del Martín Fierro. Aquel que hablaba mal, escupía el asado, y se pasaba el día vigüela en mano, era el mito fundacional de los argentinos. Por supuesto, las repercusiones no tardaron en llegar: mientras el entonces presidente de la República, Roque Sáenz Peña, aplaudía a Lugones en el Teatro Odeón, una cantidad de argentinos se negaba a aceptar que el “ser nacional” estaba representado por el Martín Fierro.
El peronismo también planteó problemas similares, aunque la pregunta mutó levemente: ¿Cuál es la conciencia nacional? Teniendo a Arturo Jauretche y su imperdible “Manual de Zonceras Argentinas” del lado peronista, la mayoría de los intelectuales se opuso a ambos gobiernos de Juan Domingo Perón. En la revista “Sur”, con Victoria Ocampo, Ezequiel Martínez Estrada y Jorge Luis Borges como referentes, todo el debate se centraba en si el peronismo representaba la nacionalidad, o si más bien era una desviación en la historia argentina. Aún pueden sentirse ecos de estos debates en la política actual.
Ahora bien, este boceto de los debates intelectuales argentinos puede dar un correlato de las prácticas políticas de cada período, y es lo que puede abrir la puerta a pensar qué problemas debe resolver la Argentina en la actualidad. ¿Debemos pensar en qué nos hace argentinos? ¿De qué nos serviría, hoy, hablar de un “ser nacional”? ¿Existe tal cosa, o es una mera ficción? ¿Somos una el producto de la colonización española, o tenemos nuestra propia historia? ¿Tenemos que pensar nuestros problemas con categorías europeas y/o norteamericanas, o tenemos que generar nuestros propios moldes teóricos?
Por supuesto, hay problemas muy concretos que tiene que resolver la Argentina: la garantía de la “igualdad de oportunidades”, la erradicación de la extrema pobreza, la redistribución del ingreso, la mejora de la educación pública, la salud, y la lista es casi interminable. La administración de los recursos, como ser discutir el modo de producción minero y la utilización del agua de los glaciares, son otro tipo de problemas.
¿Y de qué serviría dar respuesta a estas inquietudes intelectuales? Pues bien, pensar conjuntamente un proyecto de Nación no es sino entrar en relación directa con políticas públicas, debatir proyectos, discutir, pelearse, animarse a no estar de acuerdo, y apostar por resolver esos problemas.
Así, la figura de Sarmiento fue muy criticada en lecturas revisionistas. Se pueden dejar de lado, sólo por un momento, ya que su caso fue muy ilustrativo: pensó qué nos hacía argentinos, escribió sobre eso, y en su presidencia (1868-1874) intentó materializar su proyecto intelectual con políticas concretas. ¿Harán falta más políticos con esa actitud (otra vez, más allá del juicio histórico que pesa sobre él), o son estos los interrogantes a los que todos los argentinos deben llamarse a reflexión hoy, a 200 años de la Revolución de Mayo?
Basta de renegar contra el origen europeo, basta de llorisqueos, basta de indigenismo, hasta que no nos demos cuenta que el tema pasa por ahi no vamos a dejar de ser del tercer mundo.
Releamos a los sabios que sembraron las bases de la Patria!!
Aniquilaron injustamente una nación hermana solamente para apoderarse de sus pocas riquezas, estos sarmientos y mitristas fueron peor que los yankis. Con un poquito de poder aniquilaban a paises vecinos y a nuestros propios gauchos federales.
Les cuento que en Asunción, el pueblo Paraguayo le puso de nombre a una calle:Domingo Sarmiento. Miren donde fue a buscar morir el asesino mas grande de nuestra historia. Que ironia de la vida
Otros comentarios
ABRAZOS TOTALES A TODOS…….